viernes, 16 de noviembre de 2012

Cry.


 Llega un momento en el que simplemente no puedes más. Estás cansado de luchar por cosas que nunca conseguirás, de llorar, por quien no lloraría por ti y de sonreír día a día sin realmente tener ganas de ello. Ese momento en el que todo lo que te apetece es meterte a la cama y no salir de ahí mas. Cuando realmente te das cuenta, de que a pesar de saber que la vida es injusta, a ti te ha tocado una parte especialmente agría. 
  
  El momento en el que te das cuenta de que por más que te esfuerces sigues siendo invisible y eso no va a cambiar. Ha tenido casi 20 años para hacerlo, la gente no va a empezar a darse cuenta de que existes ahora. Y parece ser que como ven, que a pesar de todo sigues sonriendo, creen que no hay nada que te dañe, que te duela, pero lo cierto es que si. Lo cierto es que lo que haces todos los días antes de dormirte es desear que el día de mañana sea mejor que el de hoy, que por un día no tengas ganas de llorar , ganar una batalla en esta guerra continua con la vida. Y las cosas claro que duelen, pero sigues "siendo" fuerte. Porque la debilidad no está bien vista.

  Y al final, más tarde o más temprano el día en el que el vaso explota llega. Y todo el agua se derrama y solo quieres meterte a la cama, cubrirte con las mantas y protegerte de la frialdad del mundo. Porque ya no aguantas un golpe más. Tu vaso ya no soporta recoger una lágrima más, y tu cuerpo simplemente está cansado de luchar en una guerra que jamás ganará.

  Porque así es la vida, aquellos que menos lo merecen, son quienes más felices son. Y tu, por mucho que te digan ; "No mereces estar así"  continúas llevándote guantazo tras guantazo de la vida. 

  ¿Pero que más da? la gente siempre te seguirá viendo como el saco de boxeo con el que cebarse, porque no tiene sentimientos. Ellos nunca aprenderán a ver más allá de una mirada o de un físico. Y mientras, tú te hundes por dentro, sin remisión, cada vez más sumido en lo frío del mundo.